Con cuanta curiosidad se asoma al mundo exterior, intentando dejar atrás la oscuridad y estrechez del calzoncillo. Con cuanta avidez despunta, enhiesta y orgullosa, por cualquier rendija, para ofrecerse a todo el que quiera solazarse en su contemplación. Ahora es sólo pura provocación, incitándonos a querer más y más de ella...